El PAMA es resultado del proyecto “Evaluación y transferencia tecnológica para la renovación, manejo y utilización eficiente de pasturas, orientadas a la producción competitiva y ambientalmente sostenible de leche bovina, en el norte de Antioquia”, dirigido por el zootecnista Luis Alfonso Giraldo, profesor del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.
El objetivo es contribuir a cerrar la brecha tecnológica en la producción competitiva y sostenible de leche, mediante tecnologías innovadoras en el manejo y la utilización eficiente de pasturas, para disminuir el costo de producción y reducir la huella de carbono en lecherías de pequeña escala en Antioquia.
Para la investigación se seleccionaron cinco fincas del norte de Antioquia, en los municipios de mayor producción: San Pedro de los Milagros, San Rosa de Osos, Yarumal, Entrerríos y San José de la Montaña, además de la Estación Agraria Paysandú de la UNAL en el corregimiento Santa Elena de Medellín.
El nuevo sistema de manejo de pasturas se basa en el uso de la altura del dosel forrajero.
“En el pasto tradicional de clima frío, que es el kikuyo, evaluamos cuál es la altura que debe tener el pasto cuando los animales entren al potrero a consumirlo”, explica el docente.
Dicha altura está muy relacionada con la arquitectura del pasto, es decir con la proporción de hojas que tenga, y sobre todo con la relación hoja-tallo, ya que cuando los pastos tienen mayor cantidad de hojas alcanzan más calidad nutritiva, el animal las digiere mejor, y por lo tanto emite menos metano entérico. “Estamos tratando de equilibrar la mayor producción de leche con menor emisión de metano entérico”, destaca el docente.
Los pastos sembrados se cortaron a diferentes alturas: 10, 20, 30, 40 o 50 cm, y se evaluaron factores relacionados con la biomasa total, la relación hoja-tallo, la digestibilidad y la proteína como parte de su calidad nutritiva.
“En promedio, la altura apropiada que muestra el forraje está entre 20 y 30 cm; esta se lleva a los potreros para evaluar el rendimiento de leche, su calidad y las emisiones de metano entérico de las reses”, explica el académico.
Esa altura también permite un manejo intensivo, pues cuando el animal entra se come 8 cm y deja 12 en el potrero, con la ventaja de que el pasto vuelve a estar a la altura requerida a los 15 días, lo que facilita un manejo intensivo, porque se vuelve a pastorear cada 15 días, cuando hoy se hace cada 30 y 45 días. En consecuencia, se puede alimentar el doble de animales.
El PAMA evita la deforestación, como explica el académico: “cuando el ganadero necesita tener más animales tumba bosques para ampliar el área de pastoreo, pero con este manejo, en la misma área que se intensifica, tendrá el doble de animales, de manera que indirectamente se protegen los bosques”.
Hasta el momento se tiene un avance del 50% del proyecto con la evaluación agronómica de la altura ideal; luego pasarán a pruebas con animales para evaluar la producción de leche, las emisiones de metano entérico y su rentabilidad.
En 8 meses tendrán los resultados finales, que se transferirán a productores asociados en Asoganorte y Corpoleche mediante el enfoque de Finca-Escuela (Aprender-Haciendo), para generar una nueva manera de manejar los pastos con la tecnología del PAMA.
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